Cuando desatiendes tu voz interior
Cuando dejas de atender a tu voz interior todo se confunde. A veces, el proceso es muy sutil. Comienza con un pensamiento que te indica el camino, y tú sientes que es ése, pero la rutina, los niños, las obligaciones y tantas otras cosas te impiden materializarlo. Entonces se queda en ti como algo pendiente, como una deuda contigo mismo.
¿Y qué pasa cuando uno tiene una deuda y no la salda? Pues que comienza a sentirse culpable por no hacer aquello que sabe que tiene que hacer. Con esa emoción, todo empieza a verse más difícil. No encuentras la alegría porque la losa de la culpabilidad no te permite verla.
Hay que ser fiel a uno mismo, aquí y ahora. No dejar que pase el tiempo en contra de uno porque la voz del alma se va apagando y queda oculta bajo las emociones de baja vibración. Si eso es lo que te ha ocurrido, si desoíste tu propia voz cuando te indicaba el camino claramente, todavía estás a tiempo de recuperar tu serenidad interior.
Haz aquello que sentiste y no hiciste en su día. Si no te ves capaz de hacerlo de golpe, da el primer paso.
Puede que la meta esté lejos, pero la senda está bajo tus pies. Así que anímate a caminar. Ilusiónate con lo que vendrá, para que esa energía de alegría y entusiasmo impregnen el nuevo rumbo que tienes ante ti. Hoy por fin te decides a avanzar.
Hazte caso siempre, en cada paso, y la vida te sorprenderá.